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Se puede parafrasear partes del mensaje o resumir su contenido, si su intención no es confidencial. Dicho de otro modo: Comunicarse implica tener el don de la oportunidad y de la adecuación de los temas. El juicio que podemos hacer sobre la cantidad y la pertinencia de los mensajes electrónicos varía con el tiempo; la aculturación de la red establece cambios de sensibilidad y percepción cultural en muy pocos meses.
Sin embargo, un género de mensajes muy concreto indica ciertos cambios sociales. Se trata de los mensajes en cadena. La euforia de la red ha estimulado este tipo de producción entre los corresponsales, con motivos altruistas y una conciencia de activismo elogiable. Se trata de mensajes de peticiones cívicas o políticas, para solicitar apoyo para una causa o unas personas.
La admiración o la simpatía que despiertan algunos mensajes de esta clase inducen al internauta a usar su libreta de direcciones. Y ahí va de nuevo la cadena, impelida a otro peldaño. Es una tarea delicada discernir si una cadena es relevante. Cuesta distinguir si su contenido es falso o banal. Y resulta algo imprudente reenviar el mensaje a decenas de conocidos, sin calibrar su interés por el tema. Ante la duda cabe fijarse en la fuente original y en su credibilidad. Y, ante la duda de si la comunicación es relevante para nuestros posibles corresponsales, es preferible desentenderse de la cadena y no fomentar este particular tipo de spam.
La lista de distribución permite enviar un mensaje a la vez a muchos destinatarios. En ocasiones es conveniente que los destinatarios vean la lista completa de los que reciben la circular. Se trata de una comunicación abierta.
Otras veces, la comodidad de la lista de distribución es incompatible con la publicidad de los nombres y direcciones de los destinatarios. En esos casos es procedente ocultar esa información. Hay tres categorías de destinatarios: Secundarios o con copia de carbón. No declarado o con copia de carbón oculta. A la recepción del mensaje, el destinatario sólo ve reflejados los destinatarios de las dos primeras categorías.
La comunicación personal implica una relación de proximidad entre los interlocutores. Sus mensajes son singulares y el mantenimiento de la relación depende de la satisfacción que les depare. En las cadenas o en el envío de circulares, la relación es social y su contenido es estereotipado. En la circular se puede enviar una noticia, un comunicado de prensa, una convocatoria o un documento.
A pesar del interés que atribuya el remitente a su mensaje, no es obvio que los destinatarios compartan esa misma apreciación. Por ello es apropiado añadir una nota en la que se indica el modo de darse de baja en la lista de distribución. Mediante ese texto se muestra la cortesía de dar la opción de continuar recibiendo los comunicados y así no se es impositivo. El trato de usted participa de un tenor de distancia y cortesía, mientras que el tuteo participa del de proximidad y cordialidad.
De manera congruente con esos tratamientos se usan unas formas expresivas y unos modos de pedir o indicar. La unidad de estilo y la adecuación a la situación son dos requisitos de la comunicación que también se aplican a los géneros de Internet. La heterogeneidad y el mestizaje de géneros son características de una comunicación como la de Internet que comparte los códigos de la lengua escrita y la intención de la lengua oral. El de usted para los clientes que deseen realizar una operación bancaria.
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Cada cual funciona como un discurso elemental, escueto, con su significado y con su intención relacional. En efecto, esta composición textual dispuesta estilísticamente en forma de mosaico permite combinar estrategias de distanciamiento y de aproximación. En resumen, la elección del trato ha de ser apropiada a la relación y al objeto del mensaje. La sensación de inmediatez, afín a la oralidad, puede inclinar la elección por el tuteo. El uso del correo depende de muchos factores: Sean cuales sean estas circunstancias, el correo llega al servidor de destino de un modo rapidísimo.
El internauta que desea cumplir cabalmente esa posibilidad de comunicación abre con frecuencia su correo. Nos referimos a un uso del correo que satisfaga las como enviar un mensaje a un ejemplo de citas en linea del usuario y las expectativas de los corresponsales. En ciertas cuentas de correo gratuitas, las normas del servidor establecen que varias semanas de inactividad comportan la anulación del buzón. Con ello tenemos un límite inapelable. En el mismo tipo de cuentas, la saturación de la memoria del buzón acarrea la pérdida de los mensajes que exceden de la capacidad.
Ahí hay otra razón para ser diligente en el examen y vaciado del buzón cada cierto tiempo. Sin embargo, en el comportamiento temporal podemos distinguir sus dos extremos, el de la infrautilización y el de la consulta intensa. El hecho material de la abertura del canal y de su frecuencia de uso puede parecer menor desde el punto de vista de las buenas maneras, pero afecta a la recepción de los mensajes y al despacho de respuestas.
En el caso del contacto defectuoso, como hemos indicado, ello puede comportar la imposibilidad de conocer el mensaje o bien la consulta de mensajes caducados. Por el otro extremo, la necesidad o el deseo de leer al instante los mensajes permite apurar el sistema electrónico y satisfacer plenamente las expectativas del remitente. Pero ello puede desembocar en un comportamiento compulsivo y en una dependencia del medio. Por el momento, el comportamiento del internauta no es visible socialmente y sólo a él afectan su descuido o su dependencia. Como frecuencia de uso, parece razonable consultar el correo una vez al día, si se tiene conexión en casa o en la oficina, o un par de veces a la semana, si se hace desde un cibercafé u otro establecimiento.
Pero lo razonable no tiene por qué coincidir con las expectativas de los corresponsales. Es una decisión respetable y su uso les puede resultar suficiente. Aplican al correo electrónico un criterio similar al del correo postal, pues consideran normal unos días de separación entre el envío y la recepción de la misiva; obsérvese que no hablamos de abrir el buzón postal cada varios días sino del lapso entre envío y recepción.
A estas fuentes de presión interpersonal se suma otra causa de conflicto. Es la de organización de la agenda. Los mensajes de saludo o los informativos forman un grupo de mensajes poco exigentes. En cambio, los mensajes de invitaciones, convocatorias o solicitudes plantean un tipo de respuesta material y de actividad. Salvando las situaciones de emergencia, lo propio es que estas necesidades de convocar a una reunión o pedir algo se hagan con suficiente antelación.
Por otra parte, la agenda inmediata de los corresponsales puede estar ya fijada, con lo cual se les pone en un compromiso y también se corre el riesgo de dar al traste con la reunión o la gestión solicitada. El administrador de correo suele establecer y publicar una normativa de uso. Es importante conocer esas normas puesto que su incumplimiento no sólo puede acarrear la suspensión o supresión de la cuenta, sino también incurrir en faltas o infracciones punibles judicialmente. Esas normas pueden referirse a diversos aspectos.
En este mismo sentido, llama la atención que el administrador imponga la aceptación de las normas actuales y de las futuras, como reza en el siguiente enunciado: Las cursivas son nuestras. Unos años después han comprobado por propia experiencia que esa dedicación es la normal entre nosotros. La publicidad que se hace de las direcciones de correo facilita el acceso a nuestros buzones de personas que, de otro modo, habrían desistido de entrar en contacto.
Esta facilidad es un gran aliado de las empresas de publicidad y ventas, para fastidio de los usuarios como enviar un mensaje a un ejemplo de citas en linea. La fiabilidad de la red es alta, en lo que se refiere a la entrega a su destinatario de los envíos electrónicos. Sin embargo, la pérdida de mensajes es un hecho real, aunque sea de modo ocasional. De algunos el destinatario sólo tiene constancia por azar o por la insistencia del remitente. En honor a la verdad, a veces resulta difícil distinguir entre la realidad de los extravíos de mensajes y las excusas del corresponsal descuidado y olvidadizo.
En concreto, ilustra de un modo casi literario los caprichos del cartero electrónico. Cito el caso que nos explicó un estimado colega, sabedor de nuestro trabajo sobre la red. Existe un límite a la hora de mandar un primer mensaje en una web de citas tal como lo es eDarling. No es necesario mandar mensajes inapropiados, el riesgo. Por un motivo banal riñó él con su mujer hace un tiempo. Ya en el trabajo recapacitó y envió un mensaje de disculpa a la esposa. A la vuelta a casa esa noche no hicieron comentarios, pero el disgusto se les había pasado.
Dos meses después volvieron a tener otra discusión, con su consiguiente enfado. A todo esto, el colega me ha asegurado que no es que estén discutiendo cada dos por tres, pues son una pareja bien avenida. En esta ocasión no vio la necesidad de enviar un mensaje electrónico de disculpa por la riña. Pero esa tarde, al llegar a casa, la mujer le dio las gracias por el cariñoso e-mail que había recibido de él.
El marido se sorprendió muchísimo.
Y, en vez de aprovechar la bendita casualidad para firmar la paz conyugal, prefirió sacar a la mujer del error y averiguar qué había pasado. Por increíble que parezca, había sucedido que la esposa recibió ese día el mensaje que le había enviado hacía dos meses.
Por discreción no preguntamos a nuestro estimable confidente si él o su mujer guardan ese mensaje de reconciliación.
Probablemente su estilo no sea comparable al de una carta, escrita a mano y con unas explicaciones cuidadas sobre las circunstancias del autor y sus sentimientos. El correo electrónico ha desbancado a la carta y sus modelos estereotipados. Miquel Siguan, profesor emérito de la Universidad de Barcelona, psicólogo y escritor de honda cultura, ofrece una respuesta. Incluso la gente menos acostumbrada a escribir seguía unos estereotipos tradicionales de cómo se como enviar un mensaje a un ejemplo de citas en linea una carta, y los que iban a la escuela se familiarizaban con diferentes tipos de cartas.
Esto no ocurre con los correos electrónicos. Pero las diferencias no son sólo formales. Los correos electrónicos no tienen ninguna voluntad de estilo porque sustituyen a la conversación telefónica, o sea que tienen por modelo el lenguaje oral, menos preocupado por la corrección que el escrito. Pero me resulta difícil imaginar a alguien coleccionando hoy mensajes electrónicos.
El escrito periodístico de Siguan, con elegante tono de ensayo, acierta al presentar las diferencias de estilo entre la carta postal y el mensaje electrónico. Una de los efectos nefandos es el descarte de los mensajes electrónicos y su efímera existencia. La aproximación del ensayista arroja un balance de puntos aceptados.